Lo mismo que un fardo me pesa la vida;
a veces quisiera,
sentarme a la orilla del largo camino
y dejar mi carga, para andar ligera.
Lo mismo que clavos me punzan mis sueños;
igual que un cintillo de hierro prendido;
me arañan las sienes
los pálidos sueños que nunca he vivido!
Sombras en los ojos,
sombras en el alma,
sombras en el rostro,
sombras en la entraña…
Y este fardo horrible
¡Y estos locos sueños nunca realizados!
Mientras siento el puño férreo del destino
Sacudirme los hombros llagados!