Novia del sol y de la noche hermana,
trasunto de mi raza aventurera,
aún llevo en mis pupilas prisionera,
la luz de una visión dulce y lejana.
Guarda mi mansedumbre de cristiana,
rebeliones atávicas y oscuras;
extrañas ambiciones y ternuras
que no percibe la intuición humana.
La enorme pesadumbre de cien vidas
que sé para el dolor irredimidas,
gravita en mi, porque al destino plugo.
¡Novia del sol y de la noche hermana,
Segura voy hacia la ruta arcana,
Doblando el cuello al invisible yugo!