Mi noche, mi oscura y triste noche.
Fugitiva del alba.
¿Cuánda acabará tu rabia
contra mi desgarrada alma?
Por favor, cesa tu guerra.
Cruel guerra, carente de piedad, valores y pena.
O concédeme, al menos, una ilusión de tregua.
«¿Por qué?»
La misma pregunta vagabunda
vacilando en las tinieblas.
Ya poco queda.
La noche ya me robó el sueño:
de madrugada y en silencio fue.
Si el día me roba los sueños
entonces dejaré de ser.