La triste lluvia se tatuó en mis pómulos. y mi precioso jardín ha muerto en mi pecho.
La distancia y el tiempo jamás fueron impedimentos para mi querer. Por eso, te querré toda la vida, incluso, toda la muerte.
Jamás será desperdicio detenerse y oír los susurros del corazón.
Mi noche, mi oscura y triste noche… Fugitiva del alba. ¿Cuánda acabará tu rabia contra mi desgarrada alma? Por favor, cesa tu guerra.
Pase lo que pase siempre habrá una grieta por donde se filtre la esperanza.