Reynaldo Mejia

Alba

Una madrugada mía
En el lecho silente de mi recinto
tuve un sueño, en el que creí
creí oirte pronunciar mi nombre
noble desdicha
y la memoria resurge, antagónica a olvido en el que te he confinado
 
 
presagio de un amanecer
permanencia,  entre danzas celestes, sabanas de calma .
fuimos soberanos de lo puro de la naturaleza  y de lo sombrío
acariciabas solemne   lo sagrado, entre las hojas de tu regazo
y redujimos lo siniestro, a un simple juego
que duerme  en las manos de un niño, que desconoce
 
abnegados a la naturaleza efímera del camino
y si supe, olvidé
y si sabias, desconocí
 
en las profundidades de tu razón tal vez, yacía un nombre
que resultaba ajeno, ante aquel triste deseo de permanecer .
 
Estigia del alba
El  dorado resplandor, desolador  tomaba por asalto las ventanas
y el firmamento que pintaste sobre los marcos, se iluminaron dando paso a la nada
la noche se redimía ante aquel día .
los azules Sándalos se asomaron a tu cabellera
Con devoción Onírica  pedí, intentando que se nos otorgase un instante más .
Cercano a lo eterno .

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