Regino E. Boti

En la agonía solar

Qué triste la Gran Triste!
Nada como la playa nativa existe
que sea más triste. Su tristeza
tiene vigor, ansia y pereza:
ansia de la vida,
tristeza de la muerte,
vigor de panida.
 
Está entristecida
porque se muere
el Sol, Oh, miserere
de la ida!
Oh, caída
luminosa de lo alto!
Si es la Gran Triste la playa
—sepia, sangre y cobalto—
son los manglares mis amigos
de antaño, silenciosos, taciturnos;
los pacientes testigos
de todos los patéticos nocturnos.
 
Oh, agonía!
Muere el día,
y dan a su muerte tributo
los manglares vistiendo luto,
la playa rojos y el ambiente zarcos.
 
Los frondajes y las ramazones
se escorzan y confunden:
simulan túmulos o legiones
de barcos
con el velamen roto,
escuetas entenas
y jarcias en enredijos,
que viven en lo remoto,
del poniente en las luces serenas,
ante los montes en lontananza fijos.
 
En la agonía
del día
le dan viviente tributo
los manglares vistiendo luto.
 
Oh, pacientes benedictinos
que descifráis cábalas y oráculos,
descubrís destinos
y sois augures con los báculos
innúmeros, añosos y maltrechos
de vuestras raíces!
 
Vosotros y la playa sois los felices:
tenéis toda la gama y todos los matices!
 
Mas la playa
llora y se estremece,
se desmaya
y palidece.
Yo también siento esa tristeza
de las cosas. La tristeza panteísta
—dicción sin cifra ni escritura—
de la grandeza,
de la que siente el Artista
en la Naturaleza,
de la que le hace ser hermano
en el bruto, en la hoja, en el arcano...
 
En tanto, se prolonga la agonía:
exangüe el Sol, ha dado
toda su sangre al Todo;
y brilla augusto el lodo,
hay múrice en las nubes majestuosas,
en el firmamento granas luminosas,
en las lindes rútilos reflejos,
en la arena coruscantes bermejos,
y en el concertante de las cosas
aspersiones lumbrosas
del que agoniza en lo alto y a lo lejos.
 
Y yo supe humillar la ardida frente
ante esa gran tristeza
y –auscultando toda la grandeza
de esa agonía ingente–
sentí en el alma el dolor de los manglares,
las pesadumbres de la playa inmensa;
y hube un recuerdo para mis pesares
y la intuición de que el Todo piensa.
 
Qué triste la Gran Triste!
Nada como la playa nativa existe
que sea más triste. Su tristeza
tiene vigor, ansia y pereza:
ansia de la vida,
tristeza de la muerte,
vigor de panida...
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