Hay en el niquelado de la peana del sillón_ espejo que embruja lo circundante_ dos ojos donde una luz blanca_ dos perlas irisadas_ se ha posado;

Han caído las penas dolientes de la noche. Poco brilla la luna. Bajo sus nácares sin fortuna se perfilan los torvos salientes de la iglesia rural. Una torreta

Mis rimas tenebrosas, cual brunas mariposas nacidas de las viejas, las ignorad… son lampos imprecisos de nítidas c… que tienen de lo extinto romántica…

Del horizonte al cenit, y entre gu… De masas nacarinas, índigo, pru– sia, celeste. Las nubes _imitativa… todas las formas_ son: montañas, f… tas y frondas. La luz del mar se l…

Con el beso solemne que la Aurora a la Tierra le ofrenda antes que el Sol asome su cuadriga y los cielos encienda, me incorporé en el lecho, ensombre…

Errumpen todas las velas a flamear con los besos del viento… que bufa como un demonio el nordeste. Por la barroca esmeralda

Hay más arcano que en el beso, que en el dolor y que en la muerte… en el ojo humano del elefante. Y mientras danza torpemente y sincroniza sus orejas,

Carbón y negro azul en la maleza, perla entre la maraña del celaje, y una melancólica tristeza que se efunde del alma del paisaje… El agua rueda con letal pereza;

Mientras que en silencio con ardor… y entornando los ojos de placer so… mentalmente de todos tus espamos g… bajo la borrachera de mis melancol… Te hablé de los misterios sensuale…

En las ruinas del muro y la presa envejecen la piedra y el agua sobre las que mayo prende su verde cana.