Raúl González Tuñón

La libertaria

A la memoria de Aída Lafuente,
Muerta en la cuenca minera de Asturias.
Madrid, 1935

A Eduardo Ugarte

Estaba toda manchada de sangre,
estaba toda matando a los guardias,
estaba toda manchada de barro,
estaba toda manchada de cielo,
Estaba toda manchada de España.
 
Ven catalán jornalero a su entierro,
ven campesino andaluz a su entierro,
ven a su entierro yuntero extremeño,
ven a su entierro pescador gallego,
ven leñador vizcaíno a su entierro,
ven labrador castellano a su entierro,
no dejéis solo al minero asturiano.
 
Ven, porque estaba manchada de España,
ven, porque era la novia de Octubre,
ven, porque era la rosa de Octubre,
ven, porque era la novia de España.
 
No dejéis sola su tumba del campo
donde se mezclan el carbón y la sangre,
florezca siempre la flor de su sangre
sobre su cuerpo vestido de rojo,
no dejéis sola su tumba del aire.
 
Cuando desfilan los guardias de asalto,
cuando el obispo revista las tropas,
cuando el verdugo tortura al minero,
ella, agitando su túnica roja,
quiere salir de la tumba del viento,
quiere salir y llamaros hermanos
y renovaros valor y esperanza
y recordaros la fecha de Octubre
cuando caían las frutas de acero
y estaba toda manchada de España
y estaba toda la novia de Octubre
y estaba toda la rosa de Octubre
y estaba toda la madre de España.
 
Raúl González Tuñón
 
La muerte acompañada
 
A José María Navas
 
Allí donde los entierran
Nace una azucena blanca.
(Romance de Tristán de Leonis
y de la Reina Iseo.)
 
Venid a ver los que hicieron
volar el puente a la aurora.
Volaron aurora y puente
como una bandera roja.
Ella y él, un solo cuerpo.
Venid a la calle angosta
donde los velan cubiertos
por una bandera roja.
Cuando de los Regulares
llegaban primeras tropas
ellos volaron el puente.
La explosión trajo la aurora,
la aurora trajo la muerte,
las esquirlas de la bomba
clavaron cien puñalitos
de acero en sus carnes mozas.
La explosión trajo la muerte,
la muerte trajo la aurora,
color de muerte y de sangre
tiene la bandera roja.
Venid todos, camaradas
de la cuenca a la redonda,
para ver cómo sonríen
bajo la bandera roja.
Para ver a los que hicieron
volar el puente a la aurora.
La explosión trajo la muerte,
la muerte trajo la gloria.
 
En el centro de la tarde
La Internacional entonan.
Allí donde los entierran
nace una azucena roja.
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