Amanece: se iluminan los vetustos Lepontinos, los aldeanos llevan leche en los jarros blanquecinos, y en los aires se dispersan

Oh novia imposible, tan casta y hermosa, tan pura y ta… que tarde por tarde en la muda ventana me esperas y envejeces ansiando que pronto

Esta novia del alma con quien soñé… fundar el paraíso de una casa risu… y echar, pescando amores, en el ma… mis redes, a la usanza de la edad… es blanca como la hostia de la pri…

Del fondo de mi alma oscura van hasta ti mis dolores como una sarta de flores en empobrecida blancura. Del ensueño a la luz pura,

A la cálida vida que transcurre ca… con garbo de mujer sin letras ni a… a la invicta belleza que salva y q… responde, en la embriaguez de la e… un encono de hormigas en mis venas…

Se distraen las penas en los cuart… con el heterogéneo concurso divert… de yanquees, sacerdotes, quincalle… niñas recién casadas y mozas del p… Media luz...

Tus otoños me arrullan en coro de quimeras obstinadas; vas en mí cual la venda va en la h… en bienestar de placidez me embria… la luna lugareña va en tus ojos

Por débil y pequeña, oh flor de paraíso, cabías en el vértice del corazón en fiesta que te quiso… Salíamos al campo

Tú, Fuensanta, me libras de los l… queman mi boca exangüe de Isaías l… por ti me dan los cielos profundas… y el ensueño me otorga su gracia e… Para comer las viandas del convite…

Hasta el ángulo en sombra en que,… sueños de la mañana, funjo interinamente de árabe sin h… llega la dulce voz de una dulce pa… La alondra me despierta

Mi madrina invitaba a mi prima Águ… a que pasara el día con nosotros, y mi prima llegaba con un contradictorio prestigio de almidón y de temible

Huérfano quedará mi corazón, alma del alma, si te vas de ahí, y para siempre lloraré por ti enfermo de amorosa consunción. Triste renuncio a las venturas tod…

Nunca, señor, pensé que el verso m… cuando te hablara en él por vez pr… la música filial de los veinte año… del huérfano infelice la voz fuera… Nada valió la familiar plegaria;

Hoy, como nunca, me enamoras y me… si queda en mí una lágrima, yo la… nuestras dos lobregueces. Hoy, como nunca, urge que tu paz m… pero ya tu garganta sólo es una su…

Yo sólo soy un hombre débil, un es… que nunca tomó en serio los sesos… A medida que vivo ignoro más las c… no sé ni por qué encantan las hemb… Sólo estuve sereno, como en un tra…