(Siglo XIX) Llevaba un seno al aire, y en las… –nieve roja– una crespa clavelina. Era honor de la estirpe gongorina y gloria de los mares albertianos.

¿Qué tienes, dime, Musa de mis cu… —Nostalgias de la tierra, de la ma…

—Aquí está el general. ¿Qué quiere el general? —Una espada desea el general. —Ya no existen espadas, general. ¿Qué quiere el general?

«¡Varsovia, Varsovia! Despierta.… Sal a recibirme con tu traje nuevo… Sal a recibirme, sal, mi dulce ami… Más que amiga, hermana, dulce herm… ¿Dónde están tus firmes hombros de…

Dejé por ti mis bosques, mi perdid… arboleda, mis perros desvelados, mis capitales años desterrados hasta casi el invierno de la vida. Dejé un temblor, dejé una sacudida…

Siempre es todo ojos. No te quita los ojos. Se come las palabras con los ojos. Es el siete ojos. Es el cien mil ojos en dos ojos.

¡Ah, Miss X, Miss X: 20 años! Blusas en las ventanas, los peluqueros lloran sin tu melena —fuego rubio cortado—.

Aquí una casa, querida, sólo con cuatro balcones, sólo con cuatro cortinas, sólo con dos corazones y un espejito, mi vida.

Que eres loba de mar y remadora, Virgen del Carmen, y patrona mía, escrito está en la frente de la au… cuyo manto es el mar de mi bahía. Que eres mi timonel, que eres la g…

Nace en las ingles un calor callad… como un rumor de espuma silencioso… Su dura mimbre el tulipán precioso dobla sin agua, vivo y agotado. Crece en la sangre un desasosegado…

Un papel desvelado en su blancura. La hoja blanca de un álamo intacha… El revés de un jazmín insobornable… Una azucena virgen de escritura. El albo viso de una córnea pura.

¿Por qué me miras tan serio, carretero? Tienes cuatro mulas tordas, un caballo delantero, un carro de ruedas verdes,

Mi corbata, mis guantes, Mis guantes, mi corbata. La mariposa ignora la muerte de lo… la derrota del mar por los escapar… Mi edad, señores, 900.000 años. ¡…

«No vine a ti para alabar la niebla que te difumina ni esa escarcha que te hace entrar en una caja cristalina. Ni vine a ver cómo se clava