Francisco de Quevedo

Letrilla satírica: Y no lo digo por mal

Deseado he desde niño,
Y antes si puede ser antes,
Ver un Médico sin guantes
Y un abogado lampiño,
Un Poeta con aliño,
Un Romance sin orillas,
Un Sayón con pantorrillas,
Un Criollo liberal,
Y no lo digo por mal.
 
Ayer sobre dos astillas
Andaba el Señor Bicoca,
Y hoy, la barriga a la boca,
Lleva ya las pantorrillas.
Eran todas espinillas
Ayer las piernas de Antón,
Y la una es hoy colchón,
Y la otra es hoy costal.
Y no lo digo por mal.
 
El vejete palabrero
Que a poder de letuario,
Acostándose Canario
Se nos levanta jilguero,
Su Jordán es el tintero,
Y con barbas colorines
Trae bigotes arlequines,
Como el arco celestial.
Y no lo digo por mal.
 
Con más barbas que desvelos
El Letrado cazapuestos
La caspa alega por textos,
Por leyes cita los pelos.
A puras barbas y duelos,
Pretende ser el Doctor
De Brujas Corregidor,
Como el barbado infernal.
Y no lo digo por mal.
 
Que amanezca con copete
La vejiga del Notario,
Anteyer Monte Calvario,
Ahora Monte Olivete;
Si no Calvino, Calvete
Con casco de morteruelo,
Hoy Garza y ayer Mochuelo,
Coronilla de atabal.
Y no lo digo por mal.
 
Cura gracioso y parlando
Sus vecinas el Doctor,
Y siendo grande hablador
Es un mátalascallando.
A su mula mata andando,
Sentado mata al que cura,
A su cura sigue el Cura
Con réquiem y funeral.
Y no lo digo por mal.
 
El signo del escribano,
Dice un Astrólogo Inglés,
Que el signo de Cáncer es,
Que come a todo Cristiano.
Es su pluma de Milano,
Que a todo pollo da bote,
Y también es de Virote,
Tirando al blanco de un Real.
Y no lo digo por mal.
 
El pobretón más cruel
Que sin dinero se viere,
Tendrá mosca, si se hiciere
En el verano pastel;
Pastelerito novel
Que, sin murmurar excesos,
Nos desentierras los huesos
Y eres Cuaresma en carnal.
Y no lo digo por mal.
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