The enchanted castle, by Matthijs Maris
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Eddo Moles Eddo Moles

Este Corazón Apasionado nace en la Ciudad de México a mediados del siglo xx y crece feliz de contento y despreocupado en la ciudad de Coatzacoalcos entre juegos, sueños imaginativos y la escuela, sus únicas responsabilidades; disfrutando de oír al mar cuyas olas lo revolcaron en un par de ocasiones al distraerse, sintiendo el calor del Sol y disfrutando las lluvias torrenciales y las tormentas eléctricas que en ocasiones le causaban cierto temor. A los quince años regresa a la Ciudad de México y de ahí no ha partido a residir a otros lugares salvo una estancia breve y olvidable en Houston, aunque si ha visitado varios, entre los cuales recomienda: La ciudad de Guanajuato en México, sus callejones y sus atardeceres admirados desde el CIMAT; la gran ciudad de Barcelona en Cataluña con su arquitectura formidablemente agradable a la vista, en particular la magnificencia, espectacularidad y luminosidad del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, obra maestra de Antonio Gaudí a la cual debe y tiene que regresar algún día; la apacible ciudad de Ginebra en Suiza y sus agradables, tranquilas y relajantes vistas del Lago Léman; y la Ciudad de México porque, en tanto que permanezca el mundo no acabará la fama, y gloria [y grandeza] de Mexico-Tenochtitlan.* Hace ya poco más de cuarenta años que, después de tener el privilegio y la fortuna de admirar a una hermosa mujer mientras viajaba en trolebús rumbo a la escuela preparatoria, descubre el placer y su capacidad de crear poesía. Desde ese entonces, muchas han sido las veces en que le han susurrado las frases adecuadas para catalizar su inspiración y crear un nuevo poema; en ocasiones el motivo de la inspiración ha sido una mujer (imaginaria o real), otras la lectura, el placer de compartir unos momentos de ocio o bohemia con unos amigos, la depresión o simplemente el observar a un perro muerto en la calle, por ejemplo. Agradece a quienes, sin pretenderlo, inspiraron a su fantasía; sus poemas están dedicados con amor sincero a cada una de ellas. Agradece a su amigo Iván Santamaría Holek, a sus compañeros de universidad Andrés y Martín Rosas, y Daniel por el entusiasmo que expresaban cada vez que les daba a conocer uno de sus poemas. Agradece a sus compañeros de universidad: Alejandro, Raúl, Armando, Héctor y Flavio por el tiempo compartido en ese viaje a Monterrey, Nvo León, en especial la estancia en Puerto Escondido, bcs, y el viaje en barco donde apreció y disfrutó de uno de los amaneceres más hermosos. Agradece a Francisco Gabilondo Soler (su queridísimo y nunca jamás olvidado Cri–Crı́) pues con sus canciones tuvo su primer contacto con la música, la poesía y la fantasía durante su infancia. Agradece a su querido Ludwig van Beethoven por esas hermosas, sin iguales y magnificas sinfonías que lo vigorizan cada día. Agradece a su querido Roberto Carlos por sus canciones al amor con las cuales soñó y se ilusionó mas de una vez. Y a su querido e inolvidable Alberto Cortez por sus poemas y canciones a la vida llegando una de ellas al punto de extraerle un llanto emotivo que todavía no puede controlar cada vez que la escucha. *Memoriales de Culhuacán




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