La noche es olorosa como un mate c… y es vagancia en las calles y vent… La tarde fue mi pena. La noche co… aduna la confianza de los patios a… Mis pasos haraganes comprenden bie…

Herbert Quain ha muerto en Roscommon; he comprobado sin asombro que el Suplemento Literario del Times apenas le depara media columna de piedad necrológica, en la que no hay epíteto laud...

El infierno de Dios no necesita el esplendor del fuego. Cuando el… Universal retumbe en las trompetas y la tierra publique sus entrañas y resurjan del polvo las naciones

Que el hombre no sea indigno del Á… cuya espada lo guarda desde que lo engendró aquel Amor que mueve el sol y las estrellas* hasta el Último Día en que retumbe

Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo n...

Un hombre trabajado por el tiempo, un hombre que ni siquiera espera l… (las pruebas de la muerte son esta… y nadie hay que no corra el albur de ser el primer inmortal),

Nadie es la patria. Ni siquiera e… que, alto en el alba de una plaza… rige un corcel de bronce por el ti… ni los otros que miran desde el má… ni los que prodigaron su bélica ce…

Iba y venía, delicado y fatal, cargado de infinita energía, del otro lado de los firmes barrotes y todos lo mirábamos. Era el tigre de esa mañana, en Palermo, y el tigre del Oriente y e...

En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas. El tabler… los demora hasta el alba en su sev… ámbito en que se odian dos colores… Adentro irradian mágicos rigores

La clara muchedumbre de un ponient… ha exaltado la calle, la calle abierta como un ancho sue… hacia cualquier azar. La límpida arboleda

La frase «un novelista alemán» es casi una contradicción, ya que Alemania, tan rica en organizadores de la metafísica, en poetas líricos, en eruditos, en profetas y en traductores, es n...

“He querido adaptar a nuestra p… japonesa que consta de un prime… de uno de siete, de uno de cinc… Quién sabe cómo sonarán estos e… La forma original prescinde asi…

Me habré cruzado con él En una esquina cualquiera. Yo era un chico, él era un hombre. Nadie me dijo quién era. No sé por qué en la oración