...
A besarte [tus pestañas]
[tu profecía]
[tu sangre y tu lunar]
sereno bajaste tus ojos al uku
y yo me iba en un viaje sin retorno
por tus mejillas
te encontré
como quién encuentra un pingüino
[en un sabor]
Caían los cuerpos
las hojas estancadas de polvo
la noche [enterrada] en ti
y yo
en el pelo de una estrella de aire:
perfume
de líquenes y copihues.
me dijiste
[ERES MI PAREJA]
me atreví a mirarme
te reconocí en el alambre de sol.
La noche de este país húmedo
junta
[nuestras manos: pollitos]
y las lágrimas ruedan
de estos dos ojos melancólicos.
Panal abierto: abejita reina en toda la ciudad
hacia ti todas las cosas
mis puentes
mis opuestos
mi sangre que no se reconoce
y que anida.
Hacia ti van mis pensamientos
con ese olor solar.
Sobre una bandera quemada
va mi mano
y en esa fracción del estilo se duerme un poeta
comprendo la razón
de los pájaros y sus uñas
quizá la invisibilidad de su álilas.
Afuera, también, mi cuerpo
es sollozo de nieve
mendigo sobre este ángulo
donde anidan
ciertas sillas que se tornan anónitas.
Inclino mi cabeza
frente a un párpado y le doy la veña.
Eres tú y te veo inclinarte
sobre las cuatro razones del horizonte.
Tiempo desdoblado
como la hoja en medio del páramo,
entre gaviotas te sorprendo
y entre animales me guardo.