...
si me escondo un poco
del mundo es para ya no tener patria ni tren,
para soltarme de una vez por todas
de la faz del maíz,
para sonreír
y que ya no crezca la lluvia en tu oído.
Ahora solo soy un atónito
con melanosis
y vitíligo: tengo
dos personas, dos estrellas cortadas
dos apellidos de guerra
y dos sílabas de muerto atravesadas y mutantes.
Hay en mi sangre
dos copas de equilibristas desnudos
y una cuchara de olvido
y una lengua de rayo quemado o de árbol caído,
atrofiado de sílaba
y de cadera.
y palpé tu sueño con mi mano olorosa
y te convertí en un hirviente cisne:
reluciente muelle de carrizo
despuntante puente del alba:
ánima sonrojante de ciruela y oreja:
atlas de las caricias que se inventaron ese día:
me arrojaste al mundo con tu cuerda poderosa
y mi alma dio su verde chillido y
desperté contigo
como con las olas o las plagas.
Me miraste y entendí el origen del cosmos
y el camino de leche hervida
busqué tu relámpago de carne y en tus venas
despunté hacia el alba.