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¡Limón, limón! Limón agrio, limón criollo, limón dulce, limón chino,
EL día, una rosa blanca. La noche, un caballo negro. (La tarde, una mariposa que ha detenido su vuelo.)
¡Que ruede la rueda de pan y canela! Que llegue al campo, que busque el trigo, que diga al agua
Con sus pichones la codorniz a la sabana viene a dormir. Un perro ladra
El tomeguín del pinar con su collar amarillo ya pica en el alpistillo, ya rápido echa a volar. Y va del ateje al güin,
En la Sierra Maestra, con el paisaje, se alzó su vide noble, creció su sangre. Sembrador, guerrillero,
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
¡Qué sol enciende el palmar cuando, guardián de su nido, rompe el sinsonte a cantar! ¡Qué cubano amanecer hay en su trino; qué luces
¿Qué venadito blanco cruza la noche cuando la luna llena brilla en el monte? ¿Qué venadito sediento
¡Tilín! ¡Tilán! Campana de oro de la mañana. ¡Tilín!
El caballo negro iba por un trillo: cada paso suyo bordaba el camino. El caballo ruano
Prende tus luces cocuyo de marzo: esta es la noche de hablar con el gallo. Compartiremos
Juana tejedora, téjeme un pañuelo para ir a la boda de don Pirulero. Dame, jardinero,
Caperucita Roja, juega conmigo: yo seré un día lunes y tú domingo. Juega conmigo:
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,