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Nada mejor para cantar la vida, y aun para dar sonrisas a la muert… que la áurea copa donde Venus vier… la esencia azul de su viña encendi… Por respirar los perfumes de Armi…
Bandera que aprisiona el aliento de Abril, corona tu torre de marfil. Cual princesa encantada,
¡Oh, luz mía! Te adoro con toda el alma; tu recuerdo es l… de mi esperanza. Corazón mío, ¡vieras, con mi silencio,
Van los insectos primorosos, que son la gracia y la alegría, olando al sol colaginoso como un tropel de pedrería. Pasan las líricas abejas
Dichoso el árbol, que es apenas se… y más la piedra dura porque esa ya… pues no hay dolor más grande que e… ni mayor pesadumbre que la vida co… Ser y no saber nada, y ser sin rum…
Tengo de criar un perro, ya que en este mundo estoy. No me importa lo que sea, alano, galgo o bull-dog; lo quiero para tener
Phocás el campesino, hijo mío, que… en apenas escasos meses de vida, t… dolores en tus ojos que esperan ta… por el fatal pensar que revelan tu… Tarda a venir a este dolor adonde…
El varón que tiene corazón de lis, alma de querube, lengua celestial, el mínimo y dulce Francisco de As… está con un rudo y torvo animal, bestia temerosa, de sangre y de ro…
Es algo formidable que vio la viej… Robusto tronco de árbol al hombro… Salvaje y aguerrido, cuya formida… Blandiera el brazo de Hércules, o… Por casco sus cabellos, su pecho p…
Antes de todo, gloria a ti, Leda! tu dulce vientre cubrió de seda el Dios. Miel y oro sobre la bris… Sonaban alternativamente flauta y cristales, Pan y la fuent…
Poesía dulce y mística, Busca a la blanca cubana Que se asomó a la ventana Como una visión artística. Misteriosa y cabalística,
¿Que lloras? Lo comprendo. Todo concluido está. Pero no quiero verte, alma mía, llorar. Nuestro amor, siempre, siempre...
En el libro lujoso se advierten las rimas triunfales: bizantinos mozaicos, pulidos y raros esmaltes, fino estuche de artísticas joyas,
Ponedle dentro el sol y las estrel… ¿Aun no? Todos los rayos y centel… ¿Aun no? Poned la aurora del orie… la sonrisa de un niño, de una virgen la frente
Al oír sus razones fueron para aquel necio mis palabras, sangrientos bofetone… mis ojos, puñaladas de desprecio.