Una niña que es inválida dijo: —«¿Cómo danzo yo?» Le dijimos que pusiera a danzar su corazón... Luego dijo la quebrada:

Madre, madre, tú me besas, pero yo te beso más, y el enjambre de mis besos no te deja ni mirar... Si la abeja se entra al lirio,

Madre mía, en el sueño ando por paisajes cardenosos: un monte negro que se contornea siempre, para alcanzar el otro mon… y en el que sigue estás tú vagamen…

Si tú me miras, yo me vuelvo hermo… como la hierba a que bajó el rocío… y desconocerán mi faz gloriosa las altas cañas cuando baje al río… Tengo vergüenza de mi boca triste,

Te traje por andurriales, dejando a la bien querida, la Madre y Señora Ruta, madre tuya y madre mía. Ahora que hagas paciencia,

Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, ¡Dios mío! ¡Piececitos heridos

Las montañas se deshacen, el ganado se ha perdido; el sol regresa a su fragua: todo el mundo se va huido. Se va borrando la huerta,

Te voy a contar la hierba de cabellera soltada y latiendo y ondulando como llena de palabras. Es una niña en el gajo

Árbol de fiesta, brazos anchos, cascada suelta, frescor vivo a mi espalda despeñados: ¿quién os dijo de pararme y silabear mi nombre?

Resbalando los pastales y entrando por los viñedos que el Diablo trenza y destrenza desde la cepa al sarmiento, dan al animal y al indio

Ya se acabaron las noches del verano que Dios hizo. No hizo el amoratado invierno que escarcha nidos, que traba pies de perdices

Aquel mismo arenal, ella camina siempre hasta cuando ya duermen lo… y aunque para dormir caiga por tie… ese mismo arenal sueña y camina. La misma ruta, la que lleva al Es…