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En su casa de hojas despierta el pájaro porque, anunciado el día, se entona el gallo. Canta seguido,
Nombres tuyos, nombres míos, que recibimos de ayer como el agua de los ríos y que debes conocer: Bejucos de la Perdiz,
En primavera, nidos y flores. En el verano, lo aguaceros. En el otoño, las hojas secas. Los aguinaldos en el invierno.
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
Cinta de arena para la nena. Gorro de sal para el coral. Y para el sol
Al mediodía, cristal el agua, cristal las hojas, cristal el día. Cristal, cristales,
Los gallos de Trinidad, de la tarde a la mañana, velan los viejos palacios, cuidadn la Torre de Iznaga. En la Popa y la Vigía
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
—Venga, venga, salamandra: ¡abra la puerta, saque la gata, busque la escoba, limpie la casa!
El tomeguín del pinar con su collar amarillo ya pica en el alpistillo, ya rápido echa a volar. Y va del ateje al güin,
La Sierra Maestra ¡tan alta, tan grande! ¡tan brava, tan bella! De roca para el tirano; para el patriota, de miel.
Ocho mulitos tiene mi arria y todos suben por la montaña. Se ve salpicado el río
En Playa Larga, el uvero, como homenaje al valor de los niños artilleros, ya no florece en febrero: en abril abre la flor.
Siete relojes, siete semillas, siete pelotas y una sombrilla. Siete burbujas,
Do Re Mi Fa Sol, ya sube la araña. sol fa mi re do corriendo trabaja. Se mece,