Los gallos de Trinidad,
de la tarde a la mañana,
velan los viejos palacios,
cuidadn la Torre de Iznaga.
En la Popa y la Vigía
alerta los gallos cantan
y son sus claros avisos
como cuchillos de plata.
La villa duerme tranquila
sabiéndose custodiada.
Al amanecer, los gallos
pican la fresa del alba.