#1981 #EscritoresArgentinos #LaCifra
Que la antigua tiniebla se agrande… Que de la porcelana cóncava mane e… Que los bélicos “crackers” retumbe… Que el incendio de un leño haga il… Que el tempestuoso fuego, que agre…
En uno de los días de julio de 1952, el enlutado apareció en aquel pueblito del Chaco. Era alto, flaco, aindiado, con una cara inexpresiva de opa o de máscara; la gente lo trataba con d...
No quedará en la noche una estrell… No quedará la noche. Moriré y conmigo la suma del intolerable universo. Borraré las pirámides, las medalla…
¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y t… dicha y dolor y fueron para ti el… El río numerable de los años los ha perdido; eres una palabra e…
De las generaciones de las rosas que en el fondo del tiempo se han… quiero que una se salve del olvido… una sin marca o signo entre las co… que fueron. El destino me depara
Se refiere que a la corte de Olaf Tryggvason, que se había convertido a la nueva fe, llegó una noche un hombre viejo, envuelto en una capa oscura y con el ala del sombrero sobre los ojo...
Las migraciones que el historiador… Las divinidades del alba que no ha… El surco del arado de Caín. El rocío en la hierba del Paraíso… Los hexagramas que un emperador de…
En Londres, a principios del mes de junio de 1929, el anticuario Joseph Cartaphilus, de Esmirna, ofreció a la princesa de Lucinge los seis volúmenes en cuarto menor (1715-1720...
Imaginemos que en Toledo se descubre un papel con un texto arábigo y que los paleógrafos lo declaran de puño y letra de aquel Cide Hamete Benengeli de quien Cervantes derivó el Don Quij...
Las naves de alto bordo, las azule… espadas que partieron de Noruega, de tu Noruega y depredaron mares y dejaron al tiempo y a sus días los epitafios de las piedras rúnic…
“Nadie sabe muy bien por qué se enemistaron Moritán y el Pardo Rivarola y de un modo tan enconado. Los dos eran del partido conservador y creo que trabaron amistad en el comité. No lo r...
¿Qué habrá soñado el Tiempo hasta ahora, que es, como todos los ahoras, el ápice? Ha soñado la espada, cuyo mejor lugar es el verso. Ha soñado y labrado la sentencia, que puede simular ...
Zumban las balas en la tarde últim… Hay viento y hay cenizas en el vie… se dispersan el día y la batalla deforme, y la victoria es de los o… Vencen los bárbaros, los gauchos v…
Mis libros (que no saben que yo ex… son tan parte de mí como este rost… de sienes grises y de grises ojos que vanamente busco en los cristal… y que recorro con la mano cóncava.
Tú quisiste morir enteramente, la carne y la gran alma. Tú quisis… entrar en la otra sombra sin la tr… plegaria del medroso y del dolient… Te hemos visto morir con el tranqu…