#EscritoresEspañoles #Generación27
¿Quién dijo que se agotan la curva… el legítimo sonido de la luna sobr… y el perfecto plisado de los élitr… del cine cuando ejerce su tierno p… Registrad mi bolsillo
Ayer Mañana Los días niños cantan en mi ventan… Las casas son todas de papel y van y viven las golondrinas
Ni una gasa de niebla ni una lluvi… o cellisca ni una dádiva de nieve ni un borbollar de fuentes candoro… dejo perderse. Madre soy de Iberi… que incesante en mi seno nace y du…
Nunca me cansaría de mirarte, agua de oro, lámina de oro, ondeante pendòn con flecos de oro mojándose en el negro azul bahía. El Reina del Pacífico
Nada más Dejar la cabeza sobre la mesilla Y dormir con el sueño de Holofern…
Corazón del mar cántabro, que humi… remansa en ti su sangre tumultuosa… cuadratura del rumbo y de la rosa, sábana y almohada de la quilla; toda estela de sal en ti se ovilla
Debiera hora deciros: —«Amigos, muchas gracias», y sentarme, pero… Permitidme que os lo diga en tono… en verso, sí, pero libre y de capr… Amigos:
Sostenidas por olas zozobrantes van llegando las naves el vigía ha gritado Puerto Chico Las naves se desnudan para entrar en el nido
Era en Numancia, al tiempo que de… la tarde del agosto augusto y lent… Numancia del silencio y de la ruin… alma de libertad, trono del viento… La luz se hacía por momentos mina
La sombra del nogal es peligrosa Tupido en el octubre como bóveda como cúpula inmóvil nos cobija e invita a su caricia fresca
Mar de mi costa, mar, mar, mar, ma… No me canso de nombrarte. Tu nombre eres tú mismo. Cantas y ruges, te hundes y te alz… me creas tú, me forjas, mar martil…
Te acuerdas? Junto al mar, que re… sus árboles de espuma vengadora, cada instante más íntima, la hora, al desmayar, nos sensibilizaba. De puntillas, el faro atalayaba
¿De Marte o de Neptuno? Oh duerm… oh loca pesadilla de Casandra. La monstruosa y torpe salamandra —tal un sueño en la libido—en la e… de un viaje submarino hurga y reve…
Torerillo en Triana, frente a Sevilla. Cántale a la sultana tu seguidilla. Sultana de mis penas
He aquí helados, cristalinos, sobre el virginal regazo, muertos ya para el abrazo, aquellos miembros divinos. Huyeron los asesinos.