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En la casa que recuerdo, en la casa, entre el naranjal y el cielo: plátano indio, plátano congo,
Camarada del sapo, del río hermana, amiga de la piedra, nieta del agua. Nieta del agua
¡Qué sol enciende el palmar cuando, guardián de su nido, rompe el sinsonte a cantar! ¡Qué cubano amanecer hay en su trino; qué luces
En primavera, nidos y flores. En el verano, lo aguaceros. En el otoño, las hojas secas. Los aguinaldos en el invierno.
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
¡Jey, vaya, toro, con el arreo! Los toros toros, sus cuernos cuernos, en el camino
Con sus pichones la codorniz a la sabana viene a dormir. Un perro ladra
Mi papalote, ¡qué lindo mi papalote! Vuela y vuela como un pájaro mi papalote. Un pájaro de papel
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
Ocho mulitos tiene mi arria y todos suben por la montaña. Se ve salpicado el río
La Sierra Maestra ¡tan alta, tan grande! ¡tan brava, tan bella! De roca para el tirano; para el patriota, de miel.
El oro de la tarde tiñe la copa de una vieja yagruma quieta y sedosa. Duerme cansado el viento
Sobre el mar hay una barca, sobre la barca un barquero, sobre el barquero
Caperucita Roja, juega conmigo: yo seré un día lunes y tú domingo. Juega conmigo:
Volando sobre el Moncada un zunzuncito llegó; lo saludó con su vuelo, volando se despidió. A la sierra fue el zunzún,