Amigo: sé que existes, pero ignoro tu nombre
no lo he sabido nunca ni lo quiero saber.
Pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre,
que es el único modo de hablar de una mujer.
Esa mujer es tuya, pero también es mía.
Si es más mía que tuya, lo saben ella y Dios.
Sólo sé que hoy me quiere como ayer te quería,
aunque quizá mañana nos olvide a los dos.
Ya ves: Ahora es de noche. Yo te llamo mi amigo;
yo, que aprendí a estar solo para quererla más;
y ella, en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo;
y tú, que no lo sabes, no la despertarás.
¡Qué importa lo que sueña! Déjala así, dormida.
Yo seré como un sueño sin mañana ni ayer.
Y ella irá de tu brazo para toda la vida,
y abrirá las ventanas en el atardecer.
Quédate tú con ella. Yo seguiré el camino.
Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho que andar,
y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino,
ni siembro nada, nunca, cuando voy hacia el mar.
Y pasarán los años favorables o adversos,
y nacerán las rosas que nacen porque sí;
y acaso tú, algún día, leerás estos versos,
sin saber que los hice por ella y para ti...
Alfredo Jiménez G.
9aEl corazón femenino es un armario lleno de secretos. Sólo Dios y ellas conocen el lugar donde guardan la llave. Sustentado en esta ley de reticencia que le garantiza cierta impunidad, el poeta José Ángel Buesa redacta esta carta sin fecha, sin destinatario y con remitente. Una confesión a medias cuyo fin no es el morboso cinismo, ni el descargo de una agobiada conciencia, más bien el presentar a los lectores un episodio de amor ilícito a las normas pero no exento de belleza. Los triángulos amorosos siempre han tenido mucha audiencia en la Literatura, la ópera, los seriales de televisión, radionovelas y fotohistorietas. Lo prohibido capta la atención, emociona y vende. Don Quijote propone una solución a las incertidumbres de los celosos: "Que cada cual piense que todas las mujeres son malas a excepción de la que vive a nuestro lado" (palabras aproximadas, cito apoyado en mi mala memoria). El valiente caballero que asombraba a todos con su sabiduría dio al mundo machista una clave eficaz para vivir en concordia. El estilo de vida tan intenso que llevó José Ángel Buesa, nos da argumentos de sobra para pensar que este poema tiene mucho de autobiográfico. Es muy probable que haya causado miles de insomnios entre señores que lo conocieron y trataron. En la angustia de tales duermevelas de seguro escrutaban con inquietud el sueño plácido de sus esposas inocentes.