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Pero como el amor los saeteros están ciegos. Sobre la noche verde, las saetas,
Teta roja del sol. Teta azul de la luna. Torso mitad coral, mitad plata y penumbra.
Aquel rubio de Albacete vino madre, y me miró ¡no lo puedo mirar yo! Aquel rubio de los trigos hijo de la verde aurora,
Hacia Roma caminan dos pelegrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos,
Se ven desde las barandas, por el monte, monte, monte, mulos y sombras de mulos cargados de girasoles. Sus ojos en las umbrías
Una rosa en el alto jardín que tú… Una rueda en la pura sintaxis del… Desnuda la montaña de niebla impre… Los grises oteando sus balaustrada… Los pintores modernos en sus blanc…
Odian la sombra del pájaro sobre el pleamar de la blanca meji… y el conflicto de luz y viento en el salón de la nieve fría. Odian la flecha sin cuerpo,
De los cuatro muleros que van al campo, el de la mula torda, moreno y alto. De los cuatro muleros
El puñal, entra en el corazón, como la reja del arado en el yermo. No.
El remanso del aire bajo la rama del eco. El remanso del agua bajo fronda de luceros. El remanso de tu boca
La guitarra, hace llorar a los sueños. El sollozo de las almas perdidas, se escapa por su boca
Salen los niños alegres De la escuela, Poniendo en el aire tibio Del abril, canciones tiernas. ¡Que alegría tiene el hondo
La cruz. (Punto final del camino.) Se mira en la acequia. (Puntos suspensivos.)
Abejaruco. En tus árboles oscuros. Noche de cielo balbuciente y aire tartamudo. Tres borrachos eternizan
Por las arboledas del Tamarit han venido los perros de plomo a esperar que se caigan los ramos, a esperar que se quiebren ellos so… El Tamarit tiene un manzano