Miguel Matamoros
No haga ruido,
déjalo que duerma.
Tal vez sueña
con un mundo de ilusión.
Pobre negro,
lleva su alma enferma
sin más salario
que su aflicción.
 
Déjalo que duerma
hasta mañana,
que la campanada
le ordenará
ir al trabajo
en hora temprana
o el látigo fiero
lo llevará.
 
Y así van los negros muy temprano pa’l batey.
 
Laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando.
 
–Ese negro, Rafael…
–¿Qué fue?
–…que dice va’ trabajar.
–¡No!
–Ese negro, Rafael…
–¿Qué?
–…que dice va’ trabajar. ¡Mentira!
Mentira, no va a hacer na’.
–¡Pero!
–Na’ más sirve pa’ comer.
–¡Limpia!
 
Laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando.
 
–Cuando venga el Mayorá…
–¿Qué fue?
–…te va’ amarrá’ como un buey.
–¡No!
–Cuando venga el Mayorá…
–¿Qué?
–…te va a amarrá’ como un buey…
–¡No!
–…aquí mismo en el batey.
¡Qué fuetiza te va’ dar!
–¡Sopla!
 
Laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando.
 
–En tu pellejo va’ untá’…
–¿Qué va’ untá’?
–…sal, aguardiente y ají.
–¡No!
–En tu pellejo va’ untá’…
–¿Qué va’ untá’?
–…sal, aguardiente y ají.
–¡No!
Luego te va a preguntar:
«¡Negro!, ¿qué e’ lo que tú hace’ ahí?»
–¡Limpia!
 
Laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando.
 
Ya se endulzaba
su paladar
el mundo entero
que se embriagó
con trago dulce,
sin apurar,
sí era un suplicio
lo que bebió.
Laborando siempre’l pobre negro sucumbió.
 
Laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando,
laborando, siempre laborando.
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