Enrique José Varona

Once de mayo

Cayó, como un titán, que en la tormenta
vibrante rayo súbito fulmina,
del frente de batalla que domina
arrancado por ráfaga violenta.
 
Llora, Cuba humillada y macilenta,
nota que tanto mal te vaticina,
y de ese campo de pavor y ruina
fija en tus ojos la visión sangrienta.
 
Todo cayó con tu adalid gallardo,
pálida madre, insomne y dolorosa,
¡qué al menos su memoria no sucumba!
 
Ven, patria, que perdiste a tu Bayardo,
ven, como cumple a sierva temerosa,
en la noche a gemir sobre su tumba.
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