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Dos patrias tengo yo: Cuba y la n… ¿O son una las dos? No bien retir… Su majestad el sol, con largos vel… Y un clavel en la mano, silenciosa Cuba cual viuda triste me aparece.
No, música tenaz, me hables del ci… ¡Es morir, es temblar, es desgarra… Sin compasión el pecho! Si no viv… Donde como una flor al aire puro Abre su cáliz verde la palmera,
¡Tú flotas sobre todo, Hijo del alma! De la revuelta noche Las oleadas, En mi seno desnudo
He vivido: me he muerto: y en mi a… Fosa sigo viviendo: una armadura Del hierro montaraz del siglo octa… Menos sí, menos que mi rostro pesa… Al cráneo inquieto lo mantengo fij…
Ésta, es rubia, ésa, oscura; aquél… Mujer de ojos de mar y cejas negra… Y una cual palma egipcia, alta y s… Y otra como un canario gorjeadora. Pasan y muerden; los cabellos luen…
En torno al mármol rojo en donde d… El corso vil, el Bonaparte infame… Como manos que acusan, como lívida… Desgreñadas crenchas, las banderas De tanto pueblo mutilado y roto
El palacio está de luto Y en el trono llora el rey, Y la reina está llorando Donde no la puedan ver: En pañuelos de holán fino
Bien: yo respeto A mi modo brutal, un modo manso Para los infelices e implacable Con los que el hambre y el dolor d… Y el sublime trabajo; yo respeto
Frente a las casas ruínes, en los… Sacros lugares donde Franklin bue… Citó al rayo y lo ató, por entre t… Muros, cerros de piedra, boqueante… Fosos, y los cimientos asomados
¡Desque toqué, señora, vuestra man… Blanca y desnuda en la brillante f… En el fiel corazón intento en vano Los ecos apagar de aquella orquest… Del vals asolador la nota impura
Yo soy un hombre sincero De donde crece la palma, Y antes de morirme quiero Echar mis versos del alma. Yo vengo de todas partes,
Señor: en vano intento Contener el león que me devora: Hasta a escribir mi amargo pensami… La pluma recia se me niega ahora– Señor: mi frente fría
Sí! yo también, desnuda la cabeza De tocado y cabellos, y al tobillo Una cadena lurda, heme arrastrado Entre un montón de sierpes, que re… Sobre sus vicios negros, parecían
Quiero, a la sombra de un ala, Contar este cuento en flor: La niña de Guatemala, La que se murió de amor. Eran de lirios los ramos,
Solo, estoy solo: viene el verso a… Como el esposo diligente acude De la erizada tórtola al reclamo. Cual de los altos montes en deshie… Por breñas y por valles en copioso…