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He aquí que Cyrano de Bergerac tr… de un salto el Pirineo. Cyrano es… ¿No es en España, acaso, la sangr… Al gran gascón saluda y abraza el… ¿No se hacen en España los más be…
Oh, miseria de toda lucha por lo f… Es como el ala de la mariposa nuestro brazo que deja el pensamie… Nuestra infancia vale la rosa, el relámpago nuestro mirar,
¿Cuentos quieres, niña bella? Tengo muchos que contar: de una sirena de mar, de un ruiseñor y una estrella, de una cándida doncella
Nada más triste que un titán que l… Hombre—montaña encadenado a un lir… Que gime fuerte, que pujante implo… Víctima propia en su fatal martiri… Hércules loco que a los pies de O…
Van los insectos primorosos, que son la gracia y la alegría, olando al sol colaginoso como un tropel de pedrería. Pasan las líricas abejas
Besando con furia loca la boca de un niño ajeno, miro yo a la virgen cándida y no sé lo que comprendo. ¿Qué es ese brilo en los ojos?
El mundo en sus ejes rueda en continuo movimiento sobre el humano cimiento... Así rueda el pensamiento de Don José de Espronceda.
Metro mágico y rico que al alma ex… Llameantes alegrías, penas arcanas… Desde en los suaves labios de las… Hasta en las bocas rojas de las gi… Las almas harmoniosas buscan tu en…
Noche. Este viento vagabundo llev… Las alas entumidas Y heladas. El gran Andes Yergue al inmenso azul su blanca c… La nieve cae en copos,
Lirio divino, lirio de las Anunci… Lirio, florido príncipe, Hermano perfumado de las estrellas… Joya de los abriles. A ti las blancas dianas de los par…
De una juvenil inocencia qué conservar sino el sutil perfume, esencia de su Abril, la más maravillosa esencial Por lamentar a mi conciencia
¡Buenos Aires! es tu fiesta. Sentada estás en el solio; el himno desde la floresta hasta el colosal Capitolio tiende sus mil plumas de aurora.
Así, sire, en el aire de la Franc… la paloma de plata de Suecia y de… que trae en vez de olivo una rosa… Un búcaro latino, un noble vaso gr… recibirá el regalo del país de la…
He aquí el coro que entonan los vagos y los mendigos: —¡Guerra a muerte a los banqueros que repletan sus bolsillos! Regla general: –Los pobres
Amo los pálidos rostros y las brunas cabelleras, los ojos lánguidos y húmedos propicios a la tristeza, y las espaldas de nieve,
