A Ribeiro Couto
#1938 #EscritoresChilenos #Tala
Dormiremos esta noche sueño de celestes dejos sobre la tierra que fue mía, del indio y del ciervo, recordando y olvidando
A la Patagonia llaman sus hijos la Madre Blanca. Dicen que Dios no la quiso por lo yerta y lo lejana, y la noche que es su aurora
Una noche como esta noche, se han de dormir viniendo el día: de Circe llena, ésa sería la noche de José Asunción, cuando a acabarse se tendía;
Ha bajado la nieve, divina criatur… el valle a conocer. Ha bajado la nieve, mejor que las… ¡Mirémosla caer! Viene calla—callando, cae y cae a…
Manitas de los niños, manitas pedigüeñas, de los valles del mundo sois dueñas. Manitas de los niños
Pasa por nuestra Tierra la vieja Cabalgata, partiéndose la noche en una pulpa clara y cayendo los montes
Amado Nervo, suave perfil, labio… Amado Nervo, estrofa y corazón en… mientras te escribo, tienes losa s… baja en la nieve tu mortaja inmens… y la tremenda albura cayó sobre tu…
Creo en mi corazón, ramo de aromas que mi Señor como una fronda agita… perfumando de amor toda la vida y haciéndola bendita. Creo en mi corazón, el que no pide
Detrás del muro encalado que no deja pasar el soplo y me ciega de su blancura, arden fiebres que nunca toco, brazos perdidos caen manando,
Me toca en el relente; se sangra en los ocasos; me busca con el rayo de luna por los antros. Como a Tomás el Cristo,
Hay países que yo recuerdo como recuerdo mis infancias. Son países de mar o río, de pastales, de vegas y aguas. Aldea mía sobre el Ródano,
Ovejas blancas, dulces ovejas de v… que se inflan como un tul: asomáis, cual mujeres, los rostros… tras la colina azul Se diría que el cielo o el tiempo…
Cristo, el de las carnes en gajos… Cristo, el de las venas vaciadas e… estas pobres gentes del siglo está… de una laxitud, de un miedo, de un… A la cabecera de sus lechos eres,
Están redimiendo el cobre con las virtudes del fuego. De allí va a salir hermoso como nunca se lo vieron las piedras que eran sus madres
No cantes; siempre queda a tu lengua apegado un canto: el que debió ser entrega… No beses: siempre queda, por maldición extraña,