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El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
Nene, vanos a dormir; no son horas de reír: duerme el viento, duerme el sol, duermen las gallinas
¡Tilín! ¡Tilán! Campana de oro de la mañana. ¡Tilín!
La garcita campesina polainas de tierra y alitas de harina. Pañuelo al viento se ve la garza.
En el pozo viejo el sapo se baña; la luna, traviesa, se mete en el agua. En el pozo nuevo
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
EL día, una rosa blanca. La noche, un caballo negro. (La tarde, una mariposa que ha detenido su vuelo.)
De parte del aguacero que cubran con un paraguas al retoño del almendro. El coralillo rosado debe prestar atención:
Los gallos de Trinidad, de la tarde a la mañana, velan los viejos palacios, cuidadn la Torre de Iznaga. En la Popa y la Vigía
En un caracol rosado de la playa de Girón sobre el nácar hay grabado: “¡Cada cubano un soldado; cada soldado un león!”
Entre las lomas el día nace. Límpidas gotas la noche esparce sobre la hierba
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,
¡Limón, limón! Limón agrio, limón criollo, limón dulce, limón chino,
Siete relojes, siete semillas, siete pelotas y una sombrilla. Siete burbujas,
Al mediodía, cristal el agua, cristal las hojas, cristal el día. Cristal, cristales,