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Cajita mía de Olinalá, palo—rosa, jacarandá. Cuando la abro
La maestra era pura. “Los suaves… decía, “de este predio, que es pre… han de conservar puros los ojos y… guardar claros sus óleos, para dar… La maestra era pobre. Su reino no…
Esta agua medrosa y triste, como un niño que padece, antes de tocar la tierra desfallece. Quieto el árbol, quieto el viento,
Yo tengo en esa hoguera de ladrill… yo tengo al hombre mío prisionero. Por corredores de filos amargos y en esta luz sesgada de murciélag… tanteando como el buzo por la grut…
Si yo te odiara, mi odio te daría en las palabras, rotundo y seguro; pero te amo y mi amor no se confía a este hablar de los hombres, tan… Tú lo quisieras vuelto en alarido,
El invierno rodará blanco, sobre mi triste corazón. Irritará la luz del día; me llegaré en toda canción. Fatigará la frente el gajo
Tengo de llegar al Valle que su flor guarda el almendro y cría los higuerales que azulan higos extremos, para ambular a la tarde
En tierras blancas de sed partidas de abrasamiento, los Cristos llamados cactus vigilan desde lo eterno. Soledades, soledades,
¡Boca temblorosa, boca de canción: boca, la de Teócrito y de Salomón! La mayor caricia
Madre, madre, tú me besas, pero yo te beso más, y el enjambre de mis besos no te deja ni mirar... Si la abeja se entra al lirio,
Ojitos de las estrellas abiertos en un oscuro terciopelo: de lo alto, ¿me veis puro? Ojitos de las estrellas,
El espino prende a una roca su enloquecida contorsión, y es el espíritu del yermo, retorcido de angustia y sol. La encina es bella como Júpiter,
Fina, la medianoche. Oigo los nudos del rosal: la savia empuja subiendo a la rosa… Oigo las rayas quemadas del tigre
Señor, tú sabes cómo, con encendid… por los seres extraños mi palabra… Vengo ahora a pedirte por uno que… mi vaso de frescura, el panal de m… cal de mis huesos, dulce razón de…
La tierra es dulce cual humano lab… como era dulce cuando te tenía, y toda está ceñida de caminos... Eterno amor, te espero todavía. Miro correr las aguas de los años,