#EscritoresUruguayos #SigloXX #SigloXXI #1965 #PróximoPrójimo
A mediados de 1974 explotaban en Buenos Aires diez o doce bombas por noche. De distinto signo, pero explotaban. Despertarse a las dos o las tres de la madrugada con varios estruendos en...
En primavera cuando surgen las consabidas muchachas de ojos v… y el nuevo viento agita con espera… antenas y divisas y follajes
Las modas pasan, los escombros que… * De todos los ismos sólo queda el a… * Los parricidas son huérfanos preco…
Ahora es preciso que me encuentre… a solas con la vida de mi muerte como recién nacido como recién asido a la posibilidad de mi no-ser.
Uno llega con sus ojos de buey con sus dedos de frente o con sus pies de plomo todo eso y además
Se me ocurre que vas a llegar dist… no exactamente más linda ni más fuerte ni más dócil ni más cauta
Voy a cerrar los ojos en voz baja voy a meterme a tientas en el sueñ… En este instante el odio no trabaj… para la muerte que es su pobre due… la voluntad suspende su latido
Buenos Aires, 3 de agosto (AF). Los dos niños uruguayos hallados en Chile días atrás fueron raptados en Argentina en septiembre de 1976, según la Asamblea Permanente de los Derechos Hum...
¿Cómo puedes manejar las palabras desactivarlas solazarte en ellas cómo puedes dejar que las palabras se evadan de tu corazón empecinado y hagan dibujos en el aire sucio
Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero porque tus manos trabajan por la justicia si te quiero es porque sos
Querés saber dónde están los mucha… sospechás que ahora vendrán caras… y aunque pasó una sombra sonó un b… guardás escondida una esperanza hu… que es toda la fortuna de tu coraz…
Ahora que este siglo uno cualquiera se deshilacha se despoja de sus embustes más canallas de sus presagios más obscenos
Que golpee y golpee hasta que nadie pueda ya hacerse el sordo que golpee y golpee hasta que el poeta
Dios morirá de viejo pesaroso y hastiado triste por no poder encomendarse a dios.
A esta altura ya nadie me nombra por mi nombre: Octavio. Todos me llaman abuelo. Incluida mi propia hija. Cuando uno tiene, como yo, ochenta y cuatro años, qué más puede pedir. No pido ...