Cuando, en el crepúsculo del pueblo, Platero y yo entramos, ateridos, por la oscuridad morada de la calleja miserable que da al río seco, los niños pobres juegan a asustarse, fingiéndos...

¿Mar desde el huerto, huerto desde el mar? ¿Ir con el que pasa cantando, oírlo desde lejos cantar?

¿Mar desde el huerto, huerto desde el mar? ¿Ir con el que pasa cantando, oírlo desde lejos cantar?

Siempre, después, qué contento cuando me quedo conmigo. Lo que iba a ser mi minuto, es, corazón, mi infinito.

Mira, Platero, los burros del Que…

A través de la paz del agua pura, el sol le dora al río sus verdines… las hojas secas van, y los jazmine… últimos, sobre el oro a la ventura… El cielo, verde, en la más libre a…

¡Esperar! ¡Esperar! Mientras, el… cuelga nubes de oro a las lluviosa… las espigas suceden a las rosas; las hojas secas a la espiga; el ye… sepulta la hoja seca; en largo due…

Cuando el mirlo, en lo verde nuevo… vuelve, y silba su amor, embriagad… meciendo su inquietud en fresco de… nos abre, negro, con su rojo pico, carbón vivificado por su ascua,

Cállate, por Dios, que tú no vas a saber decírmelo. Deja que abran todos mis sueños y todos tus lirios. Mi corazón oye bien

Siempre que íbamos a la bodega del Diezmo, yo daba la vuelta por la pared de la calle de San Antonio y me venía a la verja cerrada que da al campo. Ponía mi cara contra los hierros y mi...

Cuando tú quieras, muerte. Te he vencido. ¡Qué poquito puedes ya contra mí!

No recordar nada... Que me hunda la noche callada, como una bandada blanda y acabada. (Que no quede nada...

Tú, Platero, no has subido nunca a la azotea. No puedes saber qué honda respiración ensancha el pecho cuando al salir a ella de la escalerilla oscura de madera se siente uno quemado en ...