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Siete relojes, siete semillas, siete pelotas y una sombrilla. Siete burbujas,
En un caracol rosado de la playa de Girón sobre el nácar hay grabado: “¡Cada cubano un soldado; cada soldado un león!”
Ocho mulitos tiene mi arria y todos suben por la montaña. Se ve salpicado el río
Viajaré a la luna desde el campamento con su colorada pañoleta al cuello. Para complacerla
Abrigando el arroyo la caña brava, chorros de finas hojas al aire lanza. ¡Qué musicales ramos,
En primavera, nidos y flores. En el verano, lo aguaceros. En el otoño, las hojas secas. Los aguinaldos en el invierno.
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
¡Que ruede la rueda de pan y canela! Que llegue al campo, que busque el trigo, que diga al agua
Al mediodía, cristal el agua, cristal las hojas, cristal el día. Cristal, cristales,
Subes a la portada, ¡quiquiriquí! entusiasmado cantas, ¡cucurucú! Veo tu pico amarillo,
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
El tomeguín del pinar con su collar amarillo ya pica en el alpistillo, ya rápido echa a volar. Y va del ateje al güin,
Moterita de madera llena de polvos de arroz, con tapa de cristal fino y la mota de plumón. ¿De quién será la motera
Naranja sobre limón, sobre limones el agua: agua fértil de represa, agua de la nube blanca. Finas espigas de arroz,
Cuenta la estrella Polar que el puerto de Cabañas, los pescadores cubanos la nombraron capitana. Velero con altas velas