El maestro carpintero
de la boina colorada,
va desde la madrugada
taladrando su madero.
No corre en el bosque un soplo,
todo es silencio y aroma.
Sólo él monda la carcoma
con su revibrante escoplo.
Y a ratos, con brusco ardor
bajo la honda paz celeste,
lanza intrépido y agreste
el canto de su labor.