Llegó la noche y no encontré un as… ¡y tuve sed!... Mis lágrimas bebí; ¡y tuve hambre! ¡Los hinchados ojo… cerré para dormir! ¡Estaba en un desierto! Aunque a…

Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas…

Tú eras el huracán, y yo la alta torre que desafía su poder. ¡Tenías que estrellarte o que abat… ¡No pudo ser! Tú eras el océano; y yo la enhiest…

Hoy como ayer, mañana como hoy, ¡y siempre igual! Un cielo gris, un horizonte eterno y andar... andar. Moviéndose a compás, como una estú…

Nuestra pasión fue un trágico sain… en cuya absurda fábula lo cómico y lo grave confundidos risas y llanto arrancan. Pero fue lo peor de aquella histor…

Como en un libro abierto leo de tus pupilas en el fondo; ¿a qué fingir el labio risas que se desmienten con los oj… ¡Llora! No te avergüences

Dos rojas lenguas de fuego que a un mismo tronco enlazadas se aproximan y al besarse forman una sola llama; dos notas que del laúd

En una cartera de dibujo, que conservo aún llena de ligeros apuntes, hechos durante algunas de mis excursiones semiartísticas a la ciudad de Toledo, hay escritas tres fechas. Los suceso...

Al ver mis horas de fiebre e insomnio lentas pasar, a la orilla de mi lecho, ¿quién se sentará? Cuando la trémula mano

No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lir… podrá no haber poetas; pero siempr… habrá poesía. Mientras las ondas de la luz al be…

No dormía: vagaba en ese limbo en que cambian de forma los objeto… misteriosos espacios que separan la vigilia del sueño. Las ideas que en ronda silenciosa

Las ropas desceñidas, desnudas las espaldas, en el dintel de oro de la puerta dos ángeles velaban. Me aproximé a los hierros

Cuando miro el azul horizonte perderse a lo lejos, al través de una gasa de polvo dorado e inquieto, me parece posible arrancarme