Me he despertado a las 5:45 am., el aire esta fresco y perfumado de madreselvas como es común en esta época en este lugar; hay poco ruido, esta todo en penumbra; algunos pájaros cantan; y en el alma hay un suave murmullo. Más mucho antes, el zorzal con su hermoso canto ya prenunciaba la aurora. Ahora estoy sentado en el patio de casa, tomando mi tradicional mate, son las 6:05 am., el ruido aumenta, la luminosidad también, benteveos, canarios, jilgueros, horneros, teros, y un sin fin de pájaros se animan; a lo lejos, muy a lo lejos, se siente el ruido de los automóviles. 7:10 am. el sol al fin llega; despunta de tras del cerro, y llega fuerte, ofuscando con sus rayos; sera un caluroso día, de los últimos de diciembre, fin ya de primavera. El tiempo avanza; despunta la orquesta de todos los pájaros, ya los zumbadores insectos comienzan su diario chillido. Son las 8:00 de la mañana, ya es hora de montar en el caballo de hierro (mi motocicleta) y galopar hacia el pueblo.