Poe Sía

Ella, mi deriva

En ella ando.

Me enamoré de la chica de la biblioteca.
No sé si fue el día en que hizo caer la divina comedia para llamar mi atención..
O cuando la sorprendí acariciándose la mejilla con los ojos cerrados y la luna encendida..
O cuando me la encontré descalza,
semidesnuda en medio del escenario,
bailando, bailando a su antojo... sin música alguna.
O quizás fue cuando me topé con ella en medio de la nada
sumergida en la lectura del eneagrama, eneatipo 1.
Quería ser perfecta.. ¡menuda tontería!
Leía y escribía, ¿qué más quería?
No dejo de pensar en ella..
En la cara que ponía al ver que alguien arrancaba
sus florecillas..
Digo “sus” florecillas pero ya me entendéis..
No dejo de pensar en ella..
En las ganas que tenía de respirarla,
No dejo de pensar ella..
En las ganas que tenía de versarla de los pies a la cabeza cada vez que la veía..
No dejo de pensar en ella,
en lo falsa que se veía haciéndose la tímida..
Era silenciosa, sí, pero desprendía un fuerte olor de rebeldía..
En sus ojos se escuchaba el rugido del más grande de los felinos..
En sus pestañas guardaba el secreto de la noche oscura del Alma.
En su voz vivía el canto de futuras e inciertas guerras..
¿Era la Madre Tierra encarnada?
¿O simplemente una chica desmaquillada?

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