Piedad Bonnett

Éxodo

Tantas cosas han sido y han pasado.
 
Como viejas palomas mal heridas,
llenas de costras, de lastimaduras,
las paredes de cal donde el tiempo agoniza.
 
Y va la soledad pegada al viento.
 
De tarde en tarde un eco de caballos,
un viajero que llora o el luto en los postigos.
 
Otra vez, otra vez y treinta años
ha recostado el hombre su taburete a la puerta
y sueña el viejo sueño
ya de tanto soñar descolorido.
 
Cuentan los viejos
que de noche se llenan de rezos los caminos.
No hay polvo en ellos.
Sólo el sol de las cinco en los balcones
y entre los huesos el olor del humo.
 
De tarde en tarde un eco de caballos,
una mujer que canta, la muerte de algún niño.
¿Y cómo no llorar con la joven maestra
que sale una mañana del dentista
y no quiere reír porque los niños
no podrán olvidar su roja herida?
 
En el fondo del parque
el viejo capitán mastica su locura
y hace girar al viento su astillado paraguas.
 
El diablo de la pila tiene musgo en las ingles
y el viento ha detenido su carrera.
Tan pocos quedan ya, tantos se han ido.
Preferido o celebrado por...
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