¿Y si no fueran las sombras
sombras? ¿Si las sombras fueran
—yo las estrecho, las beso,
me palpitan encendidas
entre los brazos—
cuerpos finos y delgados,
todos miedosos de carne?
¿Y si hubiese
otra luz más en el mundo
para sacarles a ellas,
cuerpos ya de sombra, otras
sombras más últimas, sueltas
de color, de forma, libres
de sospecha de materia;
y que no se viesen ya
y que hubiera que buscarlas
a ciegas, por entre cielos,
desdeñando ya las otras,
sin escuchar ya las voces
de esos cuerpos disfrazados
de sombras, sobre la tierra?