Ya he trenzado mi cabello, como lo hago cuando caigo;
así atrapo entre mis marañas el dolor...
Ya sabrás tú, que la peor tristeza me llevo a teñir de color mi nido de desamor....
He de esperar el soplar del viento para soltarme el pelo
y que se lleve lejos todo mal sentir...
Suerte que es otoño, y el viento silba queriendo abatir.
–¿Estás enferma?– lo he escuchado unas mil veces,
otras mil veces he agachado la cabeza sin decir palabra.
Prefiero callar tristezas y aceptarme insana.
Soporté tantas veces el desbordar de esas lágrimas mías,
resulté tragando gota a gota, ahorrándome vanas respuestas a futuras preguntas.
A los malos sentimientos les gusta doler en mi cabeza y morder mi corazón....
A la tristeza le gustan los sabores amargos,
ya he tostado el café y quemado el pan.
o quemado el café y tostado el pan, no sé, igual necesitaba llenar el espacio vacío,
ese vacío que dejaste sin mariposas al marchar.
Tomé la hierba que dejaste en la ventana
y he fumado un poco, a ver si conseguía suavizar el aire,
pues me pesaba sin tu presencia,
también dejé mi estado de conciencia al volver a los pasados vicios, sin encontrar tus besos sucios, si bien, también vicios.
Me subí a la báscula, también he dejado de comer,
pero no logré abandonar ese mi desequilibrio tuyo.
Sólo espero que un paracetamol pueda anestesiarme,
para no sentir una noche más en tu ausencia.