Mateando
Tomo mate solo, sentado bajo un árbol, cerquita del verano sin nada en que pensar. Veo la gente pasar, veo la tarde irse lentamente, allá al fondo apareció la luna, apurada por sacar al sol de sus horas extras, una brisa tibia se acerca, me da sus caricias a la pasada y se pierde murmurando entre los brotes de un fresno perezoso. Cebo otra vez y respiro el aroma del pasto cortado, oigo un ladrido a lo lejos, la risa y gritos de niños jugando, música sonando, pájaros cantando con sus trinos inquietos, todo sigue pasando, el tiempo se detiene en el ruido del agua burbujeando, la yerba humea con su agradable perfume y en el verde de un tiempo libre paso la tarde mateando solo, sin nada más que el placer de mi propia compañía.
