Otero

Crónica de una juventud

Pasó sin darme cuenta. Como un viento
en la noche. (Y yo seguí dormido.)
Oh grave juventud. (Tan grave ha sido,
que murió antes de su nacimiento.)
 
¿Quién dirá que te vio, y en qué momento
en campo de batalla convertido
el íbero solar? ¡Ay! en el nido
de antaño oí silbar
las balas. (Y ordené el fusilamiento
 
de mis años sumisos.) Desperté
tarde. Me lavé (el alma); en fin, bajé
a la calle. (Llevaba un ataúd
 
al hombro. Lo arrojé.) Me junté al hombre,
y abrí de par en par la vida, en nombre
de la imperecedera juventud.
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