Las líneas intactas
Entre un camino y otro siempre hay un baldío de distracciones impuntuales, entre las esperanzas y los anhelos
siempre la ironía gana el debate.
Entre un día y otro hay siempre
una hora en la madrugada cuando todo lo cuerdo
se confunde en su sombra.
Entre los mares siempre hay desiertos de calma, de silencios aullidos. Entre el cielo y la tierra moran los rincones oscuros de la inocencia. Entre dos amantes no hay anclas de control, sino líneas de intercambios,
hay vanidades y logros austeros, hay una represa de necesidad con un grieta derramando la escasa paciencia.
Entre el amor y el odio, dicen, es difusa la barrera, pero uno sin el otro son sólo una leyenda de cuentos medievales
presentando una triste comedia.
Entre cada lágrima seca, la armada de la soledad se tumba en calles inundadas.
Entre el placer y el dolor hay una capa que envuelve al caminante sobrio en su andar distraído. Entre tú y yo...
entre tú y yo hay todo, salvo la promesa de andar juntos este instante.