Rom 8,28
A qué me mandas a mirar señor mío, a donde quieres que tu ciervo vaya… revélate, obediente en ti confío, remueve esta cegante muralla. Guíame a través de este mar sombrí…
Hoy te quiero verdaderamente, sin ataduras y egos, me he librado del apego, de aquella premura en quererte. El cuerpo caprichoso engañaba,
No sé si quiero escribir, pero real, me siento mal, ¿por qué lo he de negar?, ¿por qué me he de mentir? Yo pensar en nada quiero,
Que el tiempo nos enseñe, nos cuide, nos proteja; nuestro bello amor crezca y por nada perezca. Que el tiempo se apiade,
1. Amores de papel, en este orden universal: importa más la piel, y deja el sentir atrás; alumbrando luz con oscuridad.
¡Pequeña consentida! que llama mami a mi abuelita, eres un torbellino de amor y sonrisas, te adoro sobrina favorita.
¡Malamente pensaba!, realmente confundido, descanso en ningún lado hallaba, pero allá oscurecido tu fuego estaba;
Paciente en tu morada, confundido de verdad, entre tanta ambigüedad, si empuño yo tu espada, de lleno voy a la batalla.
Padre deseo estar contigo, de rodillas ante ti, disfrutando tu presencia, maravillado en vivir. Y este deseo flamante,
Miro cuantas prisas cargo, con tanto despertar y aún más por comenzar, aquí ando deambulando, verdadero amor buscando,
Bendiciones padre eterno, y en unidad con tu espíritu muramos por ti a nosotros; apaguemos la luz tenue de la ignorancia absurda,
Divino maestro: agrieta mi vida y supere el límite, conóceme todo, tenme en tus manos,
Divino maestro, que aprenda de las… santas; fuertes trabajadores de tu… son cesar en flores te buscan ardu… y polinizando, extienden tu palabr… Divino maestro, que aprenda de las…
Hay noches como hoy donde no te extraño, quizá esté mal pero no es engaño, miro sorprendido
Vida me ha hecho nada, sin carga en la espalda, ¿qué peso a temer?, nada por quejarse, por todo agradecer.