De oro vestido
Edén
Perderte en mi
perderme en ti.
Palabras de hojarasca verde y seca que el viento se lleva,
y con su poder caliente eleva y vuela.
Perdición la que quieren nuestros cuerpos
que se desean,
anhelando el olvido del uno,
añorando ser el nosotros en un recuerdo no creado.
Felicidad, plato de peltre brillante,
colmado y rebosado
por el liquido caliente y rosado,
que son nuestras almas vendimiadas.
Ser de nosotros, no de mi, no de ti,
sin negación ni olvido.
No te perderás conmigo.
En mis praderas sin piedras
son suaves todos los caminos,
de tierra cálida y tierna
para que jueguen tus dedos y los míos.
En mis reinos no hay
ni rendición ni cuentas,
ni dolor por lo ido.
Ven, que te muestro los senderos
que están a nuestro servicio.
Para llevarnos y traernos
por donde deseemos seguirlos.
Hilillos de aguas de turmalina,
entrelazadas
con las finas hebras de oro del sol.
Cálida es la tarde en este Parnaso,
donde corren los chiquillos
sobre sus pies alados.
Ajenos a nuestra presencia,
jugando con sus flechas de amor y deseo
lanzando esos amorosos dardos por todos lados.
Apuntando bien a no sabemos que
y acertando siempre a nuestro corazón,
escondido
entre nuestros arrumacos acurrucado.
Préféré par...
