Eras mi princesa, mi motor, todo mi amor, mi motivo, contigo me sentía vivo como la mañana cuando sale el sol y comienza su brillo.

Cuando te conocí te convertiste en mi mundo, contigo me veía en el futuro, me sentía tan seguro como un muro poderoso haciéndome sentir de ti tan orgulloso, como el niño que atesora su juguete más valioso.

Contigo tenía los mejores planes, conocer  playas y volcanes, viajar por el mundo a los mejores lugares. Probar los mejores alimentos y cuando estuviéramos sedientos tomar las mejores bebidas que nos hicieran disfrutar la vida.

Quería la mejor vida para ti, sólo quería que fueras feliz, sin dolor ni lamentos, sin lágrimas ni sufrimientos. Quería que tus ojos brillaran de felicidad todos los días con facilidad, y que tu sonrisa  se diera prisa para despertarme cada día.

Pero nada fue suficiente... intente de todo mi Dios lo sabe que por ti estaba dispuesto a romperme la madre. Trate de hacerlo lo mejor posible, pero a tus ojos era imposible. Yo daba mi vida hasta la muerte, pero al final, nada fue suficiente.

Quería ofrecerte lo que a mi entender era la mejor vida y tener todos los días un plato de comida, tener lo necesario, y me busque lo que quería fuera el mejor trabajo, pero no fue suficiente y al final todo se lo llevó el carajo.

Hay gente que no se conforma con lo más sencillo, buscan grandeza como si hubieran nacido en un castillo. Quieren llevar una vida de lujos, vestirse con ropitas de marca, no se dan cuenta que a veces ni para tragar alcanza. No digo que no lo valgan, ni estoy en contra de cuando se pueda darse un gusto, todo el mundo se merece una recompensa por trabajar tan duro.

Tu esperabas más de mí, yo solo esperé comprensión de ti, desde el principio lo percibí, pero me aguanté pues así te elegí, me negaba aceptarlo, me concentraba en buscar un mejor trabajo, para darte lo que merecías, me tratabas como mercancía, quizás así estuvieras orgullosa de decirle a todo el mundo que eras mi esposa.

De residencia nos cambiamos buscando lo que dentro del país parecía un sueño americano, pensando que con este cambio encontraríamos por fin todo lo que tanto habíamos anhelado. Tristemente solo encontramos lo que terminaría por separarnos.

Solo Dios sabe cuánto me esforcé, cuántas lagrimas derramé, cuántas noches sin dormir, cuantas veces que mejor deseaba morir.
Dios sabe que traté, que luché con todo mi ser para poderte ofrecer lo que en mis manos estaba, aunque para ti nunca pareciera nada.

Algo dentro de mi sabia que hace tiempo ya nada sentías, solo me ignorabas, me despreciabas como si con un vagabundo apestoso te acostaras, decías que me querías pero la realidad era otra, hasta que decidiste cambiarme por otra persona. No quería darme cuenta, prefería vivir con esa miseria a enfrentar la realidad de tu frialdad y terminar por hundirme en la mortal soledad.

Al final intenté de todo, pero mi mundo se había terminado de todos modos, ya era demasiado tarde, como cuando prendes fuego a un papel y nada lo detiene cuando arde. Intenté hasta matarme, de un puente tirarme,  pensé en cortarme las venas o del cuello colgarme. A esas alturas ya no estaba consciente, por más que intentara no funcionaba mi mente, toda mi vida pasó de repente, ya no había más que intentar, porque al final, nada fue suficiente.