Bajando por este sendero oscuro, me siento tan inseguro, peldaños que me llevarán inconsciente al inframundo, aunque todavía respiro, me declaro moribundo.

En la penumbra de mi alma, siento perder cada vez más la calma, por dentro me quema  una llama, que me consume lentamente  y me hace permanecer sobre mi cama.

Soy consiente de que mi fin es inminente, será así de repente; no sé cuando ni cómo, quizás sea cómo cuándo estalla el plomo. Vivo el presente solo pensando en la muerte, no se cómo será, seguro estoy que pasará y de pronto mi luz se apagará.

Cada segundo que pasa mi vida se cansa, en seco se desangra, lentamente una daga por dentro me desgarra. Me derrito en mi interior, saboreando el dolor, me consumo con terror.

Una luz parpadeante me ilumina mientras llego a la estación donde haré mi parada. Todo se ilumina y luego oscurece, en fracción de segundos mi futuro languidece, llevándose consigo mi espíritu a ese lugar donde ya nada florece.

Sigo mi camino, todo entumecido, pero no sé mi destino, ¿será que solo alucino?... Sé que estoy vivo, solo porque respiro, pero me pierdo en mi delirio, sé que para mi mismo soy un peligro, pero no me cuido, ya solo me resigno.

Sigo avanzando, me derrota cansancio, el viento prisionero me lleva, y no me libera. Me conduce al final, un desastre total, lo que ya siento es una herida mortal, que no sanará.

Finalmente agotado, ya estoy del otro lado, de mí fastidiado, sólo quiero llegar, y el mundo olvidar, me voy a desconectar, no se si mañana voy a despertar...