De Obra gruesa, 1969
#Chilenos #SigloXX #SigloXXI
Quién eres tú repentina doncella que te desplomas como la araña que pende del pétalo de una rosa. Tu cuerpo relampaguea
Qué es un antipoeta: Un comerciante en urnas y ataúdes? Un sacerdote que no cree en nada? Un general que duda de sí mismo? Un vagabundo que se ríe de todo
Yo me mantuve alejado de mi puesto… Me dediqué a viajar, a cambiar imp… Me dediqué a dormir; Pero las escenas vividas en épocas… Durante el baile yo pensaba en cos…
Por qué te entregas a esa piedra Niño de ojos almendrados Con el impuro pensamiento De derramarla contra el árbol. Quien no hace nunca daño a nadie
En un rincón de la capilla El eremita se complace En el dolor de las espinas Y en el martirio de la carne. A sus pies rotos por la lluvia
Es un error creer que las estrella… pueden servir para curar el cáncer el astrólogo dice la verdad pero en este respecto se equivoca. Médico, el ataúd lo cura todo.
Francamente no sé qué decirles estamos al borde de la III Guerr… y nadie parece darse cuenta de nad… si destruyen el mundo ¿creen que yo voy a volver a crear…
Atención, señoras y señores, un mo… Volved un instante la cabeza hacia… Olvidad por una noche vuestros asu… El placer y el dolor pueden aguard… Una voz se oye desde este lado de…
Yo Jehová decreto que se termine todo de una vez hago la cruz al sistema solar hay que volver al útero materno doy por finiquitada la cosa
claro —descansa en paz y la humedad? y el musgo? y el peso de la lápida? y los sepultureros borrachos?
Yo no digo que ponga fin a nada No me hago ilusiones al respecto Yo quería seguir poetizando Pero se terminó la inspiración. La poesía se ha portado bien
Tengo unas ganas locas de gritar Viva la Cordillera de los Andes Muera la Cordillera de la Costa. La razón ni siquiera la sospecho Pero no puedo más:
Yo soy el Individuo. Primero viví en una roca (Allí grabé algunas figuras). Luego busqué un lugar más apropiad… Yo soy el Individuo.
Qué divertidas son Estas palomas que se burlan de tod… Con sus pequeñas plumas de colores Y sus enormes vientres redondos. Pasan del comedor a la cocina
Un cura sin saber cómo, Llegó a las puertas del cielo, Tocó la aldaba de bronce, A abrirle vino San Pedro: “Si no me dejas entrar